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Foto del escritorBeatriz Gómez Villanueva

¿Cómo se inicia un proceso psicótico? (1)



Son innumerables las preguntas sobre el modo de gestionar el tratamiento de un familiar que vive con psicosis. Es usual que haya miedo, confusión, culpa, frustración, enojo, dolor y hartazgo en quienes se convierten en cuidadores. También prima la incomprensión y el desconocimiento sobre cómo entender las veleidades del paciente psiquiátrico. Para empezar a entender esta condición es preciso establecer qué pasa en toda la estructura mental y emocional del enfermo. Sin ánimos complacientes y con la mística de propiciar conocimiento y empatía hacia el psicótico se describirán las fases de la enfermedad.

 

Si la persona ha psicotizado de forma orgánica es notable, en diferentes momentos, que ésta tenga percepciones alteradas. En la fase que precede a una gran crisis o brote psicótico, se presentan fugaces manifestaciones de irrealidad, de observar, quizás, que los objetos estables se mueven o adquieren tonalidades coloridas de gran brillo. También hay intolerancia hacia los sonidos, lo que suscita, incluso, molestia ante una conversación normal. No se soporta la estridencia y el sujeto puede ser capaz de escuchar la marcha, por ejemplo, de las hormigas. Lo anterior suena increíble y quien lo vive aprende a vivir con ello y piensa que esa es una peculiaridad inofensiva. Lo más probable es que el mismo ser lo normalice y crea que son “cosas de la vida”. No se siente excepcional ni raro, sino distinto. En esta fase no hay un dolor específico motivado por vivenciar tales excentricidades.

 

Al cabo de algún tiempo, el enfermo empieza a idear amenaza o persecución. Pueden incrustarse en su mente ideas intrusivas, las que se definen a partir de generar la certeza de que ciertas personas lo atacan visualmente y se construye poco a poco una fantasía en la que debe desarrollar un poder para reencontrarse con el control. Puede sentir que debe cuidar su secreto acerca de su tarea o misión. Se propicia la idea de que su existencia es vital en el desarrollo de lo humano, que es capaz de destruir o reconfigurar el orden prestablecido. En este punto, el enfermo construye toda una narrativa sobre su “misión”, la cual, a veces, es salvadora o sanadora. Otra fantasía ronda en cómo sobrevivir ante tanto desorden interior que subleva su acción contra el poder coercitivo o la ley. Las ideas místicas, alienígenas, paranormales, de acoso criminal, de comunicación con muertos o entidades extrasensoriales, o creerse con “poderes” para dominar los fenómenos de la naturaleza son, entre otros, los fenómenos percibidos por quien se encuentra ante el arribo de una morbilidad psiquiátrica.

 

En los sucesivos artículos de esta serie continuarán las descripciones sobre esta clase de aspectos que van escalando para convertirse en francos cuadros psicóticos.


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