Mito. Los enfermos mentales son personas de carácter débil
Realidad. La presencia de un trastorno mental, sobre todo cuando es de origen orgánico, no depende de la debilidad psicológica del enfermo. Existen factores genéticos y de funcionamiento neuronal que derivan en una disrupción mental. Por ejemplo, en el caso de la esquizofrenia, todo el cuadro alucinatorio y delirante se produce por la producción inapropiada de una clase de neurotransmisor llamado dopamina. Los neurotransmisores conectan entre sí, a las neuronas.
Mito. Las personas que se dicen enfermas mentales son en realidad holgazanas y flojas.
Realidad. La sintomatología psiquiátrica, en algunos aspectos, como el desgano, la falta de entusiasmo por realizar actividades que antes se gozaban, el exceso de sueño y el cansancio pueden confundirse con abulia y flojera. Sin embargo, en un cuadro con estas características resulta necesario desarrollar una valoración que permita saber si se trata de depresión, o de una fase previa de psicosis. En particular, debe observarse la conducta del joven o del adolescente, etapas en las que es más común la aparición de las psicopatologías.
Mito. Los enfermos psicóticos son violentos y tienen personalidad criminal
Realidad. Las personas con psicosis viven fuertes angustias y un evidente odio hacia la vida. Sin embargo, el rencor suele revertirse hacia sí mismo y es cuando aparecen la ideación autodestructiva y los intentos suicidas. El enfermo se lesiona, pero es inusual que dañe a otros. Cuando así sucede, lo común es que su cuadro vaya acompañado de otros padecimientos psiquiátricos más orientados a la destrucción. Quienes en realidad sí cometen delitos altamente graves son los sociópatas, que son enfermos con una fuerte incapacidad para valorar sus actos. La psicopatología, en la que cabe la psicosis, es ajena a la sociopatía, un padecimiento que se identifica por una amoralidad que insensibiliza al enfermo respecto al dolor del otro y que, en muchos casos, tiene aspectos asesinos.
Mito. Los enfermos mentales son personas que han vivido una posesión diabólica a causa de un maleficio o acto de brujería.
Realidad. Ancestralmente, por las características caóticas de la enfermedad mental, se creyó que los síntomas psicóticos eran expresiones demoniacas y que el sujeto había sido víctima de un conjuro de magia negra. Estas ideas, imperantes sobre todo en la Edad Media, permitieron el exterminio masivo, vía la Santa Inquisición y el Santo Oficio, de innumerables enfermos. Actualmente, sin embargo, en ciertos sectores, sobre todo de los países emergentes, continúa la idea de la posesión demoniaca. Este mito ha sido uno de los más dañinos e injustos dirigido a seres humanos que viven el profundo dolor de la enfermedad mental. Aquí, el pensamiento mágico no sirve, y debe quedar claro que un paciente con psicosis no merece un exorcismo, sino un tratamiento médico y psicoterapéutico que le dé la oportunidad de abordar su mal sin prejuicio para rescatar su vida.
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