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Foto del escritorBeatriz Gómez Villanueva

Psicosis y vida cotidiana (1)



Su explicación 

Al reconocer que la alteración psicótica origina fuertes distorsiones en el pensamiento, la palabra y la acción, es claro que, si bien muchos seres sin esa dolencia perciben la vida con acritud, la condición psicótica tiene particularidades que ahora he de señalar. Al respecto desarrollo un repertorio de sentimientos, emociones y pensamientos que suele tener un psicótico “promedio”. 


Confusión

Cuando comienzan los síntomas, el enfermo no logra entender de ninguna manera lo que está pasando con su vida y la forma de interpretarla. Aunque en la fase previa o prodrómica no hay temor, se sienten presencias, luces chispeantes, colores más vívidos, zumbidos, una conciencia de corporalidad en la que se percibe una desidentificación con el ser, así como la observación de lo externo como si fuera una pantalla de cine. Hay una sensación de extrañeza, de irrealidad; hay “viajes astrales”, experiencias “paranormales”. Todo lo anterior propicia desde curiosidad hasta fantasías de que se está accediendo a una experiencia “iluminadora”. Ésta es la mayor trampa, pues se empiezan a generar ideas grandilocuentes de ver una realidad que los otros no observan y que hacen que el enfermo se sienta conectado con una forma peculiar de Divinidad, con seres etéreos, o, por el contrario, existen indicios de que alguien está espiando a quien está debutando con la psicosis. De cualquier modo, esta vivencia no impacta hasta el momento en que los síntomas más contundentes se manifiestan.


Inicio de la psicosis

La fase previa del brote psicótico puede durar desde meses hasta dos años. El enfermo puede sentir contactos “extrasensoriales”, se inicia una comunicación con entidades amenazantes que leen el pensamiento de quien vive el proceso psicótico. Hay temores paranoicos de que hay mensajes encriptados para él, tanto en lo que escucha en la televisión, como en lo que hablan las personas, según su criterio, se burlan y  lo juzgan. Es el momento en el que aparecen notables temores de ser espiado. De acuerdo con la historia de vida del enfermo se generan las ideas paranoicas. Una mentalidad proclive a la religiosidad o espiritualidad puede tener ideas de conexión con seres de luz, con ángeles, con entidades intangibles y, desde luego, con demonios, “bajos astrales”, gnomos, duendes, e incluso con Dios. Quien tiene una historia en la que este pensamiento no impera, pero de cualquier modo desarrolla paranoia, puede sentir que las fuerzas malsanas provienen del gobierno, de la policía, de quienes ejercen justicia. También puede sentirse anatemizado por sujetos del crimen organizado, por narcotraficantes, por ladrones, y en muchos casos por representantes de organismos que puedan generar situaciones punibles, como las autoridades fiscales o los bancos. Hay otros enfermos que describen haber sido abducidos por extraterrestres, que ven Ovnis, que se comunican mentalmente con seres de otras galaxias. También, pueden presentarse sensaciones táctiles como, por ejemplo, de insectos que recorren el cuerpo, se huelen olores que sólo él percibe; la comida sabe rara y en muchos casos pueden observarse entidades fantasmales, auras de las personas, así como ver cosas que no existen. 



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