Dr. Julián Mayer Ortega
La psicosis es un estado en el que se ven afectados los procesos de pensamiento, los
procesos del juicio y de la senso percepción en los sujetos. A partir de esto emergen
síntomas muy característicos que todos, conocedores o no del tema, los distinguen como propios de la locura. De este modo, aparecen las ideas delirantes que son ideas falsas, patológicas, irreductibles a la lógica en las que el enfermo cree que todos los aparatos del Estado están en contra de él y le está persiguiendo.
En otra caracterización, la persona con psicosis imagina que él o ella es alguien
fundamental para el destino humano, o para su mundo circundante. Este es un estilo o
una forma de pensamiento paranoico más común que se da entre los enfermos. Hay
quienes expresan un pensamiento que si bien puede ser bien estructurado, no constituye
una prueba de juicio de realidad que los avale, por eso hablar de la psicosis es muy
importante.
Si hablamos de un tipo de psicosis, podríamos dar el ejemplo de las personas con
trastorno bipolar. Se identifica como una enfermedad prioritaria en donde el estado de
ánimo es la parte cardinal que nos guía en la comprensión de este trastorno. La persona
se observa demasiado exaltada, está pensando cosas muy aceleradas o atropelladas, se dispersa, se disgrega de una manera enorme; puede tener una gran energía y dormir
apenas dos o tres horas y no sentir cansancio. Esto suena súper bien, pues parecería
como el estimulante que las personas buscan, por ejemplo con la cocaína o con
anfetaminas. Sin embargo, debe entenderse como un desequilibrio químico y genético
que se da en el cerebro del enfermo. La contraparte del trastorno bipolar se da cuando
los pacientes entran en depresión y viven exactamente lo opuesto: tristeza, desaliento,
llanto, un vacío existencial enorme, y caen en la idea o pensamiento suicida. Por cierto,
más del 40 por ciento de los pacientes que se suicidan son personas con trastorno
bipolar.
Para entender esta psicosis, establecida como locura, podría pensarse que si el paciente
está cierto de que ve a Dumbo, a Bambi o algún otro personaje de Disney, la experiencia
que pareciera ridícula o jocosa, tiene un gran dramatismo. Si esa persona tiene epilepsia
del lóbulo temporal y vive una serie de alucinaciones visuales, podrían ser de esta
naturaleza o de otra. Es una afección en su sistema nervioso, en la serie de
neurotransmisores y de sustancias químicas que permiten la conexión entre neuronas, lo
que lleva a una alteración del pensamiento y del juicio. Entonces, puede tener un resultado dramático que se aprecia bajo un principio falso y errado de que ese
malestar tiene como única solución acabar con su vida.
Muchas veces a mis pacientes con trastorno bipolar e ideas de suicidio que emergen súbitamente, casi de un día para otro empiezan a decir: “Me quiero matar”. A lo mejor la paciente es madre con tres hijos, no tiene ninguna enfermedad, ni cáncer terminal, ni está en una silla de ruedas, ni tiene 80 o 90 años. Pero hay que comprender que es una alteración que se puede modificar y reconvertir al cabo de unas cuantas semanas. No obstante cuando la persona está embebida del en el pensamiento delirante psicótico y de alteración de juicio, llega a la conclusión de que es mejor matarse para no hacer sufrir a los demás y no sufrir él mismo. Prácticamente esto también es una alteración del pensamiento, similar al funcionamiento de los delirios, es decir, una creación errónea, una serie de planteamientos erráticos que llegan a conclusiones erróneas, Y de ahí, podríamos saltar a la locura de todos, proyectamos la bronca de nuestros miedos en nuestro vecino porque es salvadoreño, porque es colombiano, o porque la señora se va a trabajar todas las noches, pero si es enfermera, pues no, ha de ser otra cosa. Las proyecciones de cada quien da para lo que sea, y en este sentido, el enfermo es el vocero de toda la angustia y el miedo de los otros. Es una situación que ha de reflexionarse en pos de tratar de entender en qué consiste esta afección psiquiátrica.
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