Por su carácter tan extraño y caótico, la psicosis ha representado a lo largo del tiempo un fenómeno obscuro, incomprensible e inmanejable. Por ello, ante lo absurdo del comportamiento psicótico se ha pensado que su origen ha sido maléfico, y los “poseídos” han sido descritos como malditos y desalmados. Todo esto otorgó una descripción paranormal a lo que hoy entendemos como ser psicótico, particularmente esquizofrénico.
Esta clase de pensamiento ancestral, que permitió el exterminio del “loco”, vía la hoguera, la tortura y la lapidación, han sido formas crueles e inadmisibles hacia un ser que tuvo la desgracia de enfermar cerebralmente. Lo más inaceptable es que en diversas sociedades y culturas aún se cree que el paciente psiquiátrico es victimizado por magia negra o hechicería. Las ideaciones de entidades poderosas de tipo maligno que se suscitan en ciertos enfermos reafirman la certeza de que el individuo requiere un tratamiento de sanación vinculado a prácticas pseudo espirituales. En esta esfera se encuentran las sanaciones religiosas, chamánicas, santeras, mágicas, etc.
También, se piensa que el enfermo mental tiene poderes extra normales, en los que se identifica su capacidad para comunicarse con entidades “superiores” y con la posibilidad de canalizar verbalmente a fallecidos, a seres angelicales, a santos. Algunos, incluso, son caracterizados como “videntes”, como individuos depositarios de la verdad espiritual. Muchos de los “hermanos” de los templos espiritualistas son psicóticos. Para ciertas personas, los videntes tienen la capacidad de sanar, a través de los “espíritus” que los poseen.
El pensamiento mágico que se propicia ante la psicosis es uno de los grandes mitos que poco abonan para la salud del enfermo mental. Es tiempo de tener sentido de realidad para ubicarse en un contexto funcional. Es verdad que no es fácil desarraigar las creencias de orden mágico, pero es necesario acotarlas para observar que la enfermedad psiquiátrica solo podrá ser tratada si se orienta al paciente a un tratamiento integral de orden médico y psicoterapéutico.
Incorporar aspectos mágicos a los procesos psicóticos es una opción que reafirma las ideas absurdas y anticientíficas y que, además, apuntalan elementos que jamás redundarán en la rehabilitación del paciente y en su reinserción social.
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